miércoles, 28 de marzo de 2012

Guerra en el reino celestial (Leyenda de Quetzalqoatl)

Tezcatlipoca, el dios del espejo humeante en la frente y el pie deforme, es malvado y terrible. Entre él y Qutezalcoalt hay entablada una lucha de alternativos triunfos que unas veces culmina en frutos eterno para el hombre, como el descubrimiento de la agricultura, tal como fue en la primera y más remota de las cuatro épocas cosmogónicas, o sea: El Primer Sol.

-El primer Sol, llamado Ocelotonatiuh (Sol del Jaguar), el cual habitaron gigantes creados por los dioses, que se alimentaban de frutos silvestres y raíces. Pero este primer sol se extinguió y los hombres fueron finalmente atacados y devorados por los jaguares.

-Entonces lo dioses creadores erigieron un nuevo sol, que se llamó Ehecatonatiuh (Sol del viento). Pero la lucha fraterna de los dioses destructores hizo que éste se apagara, ya que alguno de ellos mandó sobre la raza humana terribles huracanes para destruirla, y el otro, a su vez, transformó a los hombres en monos para que asiéndose de sus cuatro manos, no fueran arrasados por los huracanes; pero al fin triunfó el primero y los vientos apagaron al segundo sol y extinguieron a la humanidad.

-Nuevamente los dioses creadores encendieron un tercer sol llamado Quiautonatiuh (Sol de lluvia de fuego), pero Quetzalcoatl, inconforme, hizo llover sobre la Tierra abrasadoras lenguas de fuego y brotar caudalosos ríos de lava. Entonces Tezcatlipoca transformo a los hombres en aves para que volando se salvaran de esta hecatombe. Venció el mal y los humanos se extinguieron y el tercer sol también murió.

-Otra vez los dioses constructores alzaron un nuevo sol, el cuarto, llamado Atonatiuh (Sol de Agua), mas Tezcatlipoca realizó el horrendo milagro de una lluvia sin fin que inundó la Tierra cientos de metros por encima de la más alta montaña, y Quetzalcoatl, para salvar a los hombres, los convirtió en peces; pero también resultó derrotado y el cuarto sol también desapareció; pero esta vez no solo él, sino también la Tierra.

-Una vez más los dioses batalladores y constructores se concentraron, alcanzaron la Tierra y convocaron en una ciudad un conciliábulo para hacer un nuevo sol, .
Es Quetzalcoatl quien baja al mundo destruido y bajo los rayos del Quinto sol con las osamentas de las generaciones desaparecidas, inyectándoles su propia sangre divina y vivificadora, modelando por tanto al género humano. He aquí la deuda mutua que los dioses y los hombres tienen entre sí. El hombre debe donar su sangre para que los dioses vivan y ellos a su vez la desparramarán en la humanidad para que ésta no muera. Pero este Quinto Sol que brilla hasta nuestros días ha de perecer también; a los jaguares, al fuego, al viento y a la lluvia que destruyeron los cuatro soles anteriores, se anexará el terremoto, y el pueblo azteca lo espera estoicamente al terminar cada ciclo de su existencia compuesto de 52 años, y al no llegar, renueva su fuego y festeja con sacrificios humanos la nueva día de sus dioses, que es la misma que la de los hombres.

Y tras hablar sobre esta bonita leyenda indígena Azteca muy anterior a la colonización hispana me pregunto ¿Como es que desde hacia cientos de años estas gentes tenían una leyenda en cierto modo paralela al Génesis, venerado en el viejo continente, con sus cinco edades al modo de Hesíodo, un diluvio al modo bíblico y un fin del quinto sol bastante similar al juicio final narrado por la biblia (maremotos, terremotos y huracanes)? Pues, claro esta, Colón no fue el primero, solo el hombre que se llevo el merito... como siempre unos cargan la fama y otros la lana :)